El “déjà vu” de ver a Noel dos veces.

Por H. Galván, Director Periódico La Hoja (12 de diciembre de 2007)
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Dicen que perro huevero, aunque le quemen el hocico, sigue siendo huevero. Ese popular proverbio de los campos de nuestra América, se cumplió esta vez con el Gobierno y Estado dominicano, que volvió a ser negligente y a subestimar los efectos de esta nueva tormenta (sub)tropical; y obviamente a responder de la misma forma, sin dar respuesta.

Uno tras otro, los infuncionarios, los senadores, los diputados, los síndicos, desfilaron por la radio nacional ayer, refiriéndose a la tormenta Olga, minimizándola, afirmando que todo estaba bajo control. Lo que nunca nos imaginábamos es que hoy la situación estaría bajo el control del agua.

Todavía están frescas las imágenes terribles de un pueblo entero dejado a su suerte durante la tormenta Noel.

No se me olvida aquél niño sin nombre que quedará para siempre plasmado en la memoria de todos, mientras la soberbia corriente lo arrastraba a una muerte segura. Se aferraba a su vida inútilmente, aparte de grabar esas escenas angustiosas nada más se pudo hacer para salvarlo.

No se me olvidará tampoco aquella madre que tuvo que elegir a cual de sus hijos salvar, mientras el agua se los arrancaba de sus brazos. Imágenes como esas, como las de la Cueva del Buey, Los Cacaos o las del Bajo Yuna, no deben olvidarse jamás.

Sin embargo, a un mes y algo, se repite la historia. La tormenta subtropical Olga llegó al país, y aunque esta vez anunciada con varios días de antelación (por suerte), trajo su estela de agua y viento para esta tierra que no terminaba de secarse.

Como para que no quede ningún lugar a salvo, vino Olga a arrasar lo que Noel había perdonado. Esta vez afectó más al Cibao, como para que no quede una mata de plátano, ni una tarea de arroz en pie. ¡Hasta los más incrédulos tienen motivos para estar “chivos”!

Con bombos y platillos los voceros del poder anunciaron que esta vez sí estaban preparados, como una señal clara de que cuando Noel, nunca lo estuvieron.

El inoperante Comité de Presas y Embalses informaba que desde anoche se encontraban monitoreando las presas para evitar descargas de emergencia. Sin embargo, horas después, como ladrón de en la madrugada tuvieron que desaguar la Presa de Taveras poniendo bajo agua la segunda ciudad del país, Santiago de los Caballeros, donde se cuentan más de 15 muertos y decenas de desaparecidos, y poniendo así en riesgo a un millón de personas. ¡Personas que al parecer no valen nada para un Poder cada vez más inhumano!




No es justo, ni posible, que la segunda ciudad del país se encuentre indefensa, a la merced de las aguas de una presa que debiese protegerla. No es posible que una vez transcurrida la tormenta de Noel, en menos de un mes, se repitan muertes por inundaciones.

No es justo que las instituciones estratégicas del país, como el INDRHI, lo dirijan politicastros ineptos que son incapaces de prevenir lo absolutamente previsible, y de tomar decisiones a la altura de los hechos.

En todos los países hay presas, y presas mucho más poderosa; sin embargo, en Santo Domingo, las represas son armas de destrucción masiva, que de vez en cuando ciernen su furia contra los pueblos.

Pero además de la negligencia y el clientelismo que hoy arropa las instituciones del Estado, esta nueva tragedia nos confirma que no tenemos un sistema nacional de seguridad que permita prevenir y mitigar los desastres. Nos demostró, una vez más, por si no estábamos claros, que el COE es un esperpento infuncional, que sirve muy poco, a no ser para robarse las ayudas y para utilizarlo de forma clientelar.

El Estado dominicano debe invertir en la seguridad de las personas. Aquí debe crearse un sistema de seguridad ante de desastres que sea efectivo, profesional, civil, pero sobretodo popular, que descanse en la organización comunitaria y de base. Que sea la misma gente que organice su defensa y su seguridad.

Mientras tanto, y mientras no tengamos un Estado responsable, tenemos que organizarnos nosotros/as.

Es necesario que las comunidades se organicen en asambleas. Que las organizaciones comunitarias creen brigadas y que generen espacios de coordinaciones populares.


Como dijimos cuando Noel, este es el momento de construir poder popular. “Donde quiera que se necesite, deben crearse redes de solidaridad popular y comunitaria. Es el momento de que las propias comunidades protagonicen su propio salvamento y reconstrucción. “

Desplacemos el poder establecido, ineficiente, insensible y negligente, sustituyámoslo por poder popular. El poder de las organizaciones sociales y las comunidades que deberán fortalecer su identidad, su organización y su incidencia en lo local y en lo nacional.

El movimiento social dominicano, los grupos de izquierda, las ONG, y todo el campo progresista (de verdad) le tocará jugar un papel estelar en estos momentos tan difíciles para la República Dominicana.

Ojala que Noel y Olga en esta navidad de 2007 eleven la conciencia del pueblo dominicano, que deberá, indefectiblemente, saber elegir mejor sus líderes.


*La Hoja es una Iniciativa de la Multitud

Mayor información en: http://lamultitudcentrocultural.blogspot.com/


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