No Murió

Manuel, una leyenda de 80 años, comenzó a vivir ahora eternamente. No murió, no queda en la tristeza de los hombres el olvido. Ni en la boca del pueblo un mal sabor. No murió, quiso sembrar su cuerpo para germinar en la montaña. En la montaña que se crea, no por la acción errática de los volcanes ni por la descomunal fuerza de los terremotos prehistóricos, si no por la dignidad y los sueños de los hombres y mujeres.

Con cuarenta y cuatro años en armas, la leyenda de Manuel, va quedar escrita no sólo en su amada Colombia, si no en todo el continente, en la mente y corazón de todos los que luchan por un mundo mejor.

A pesar de todas las calumnias con que te combatieron, aquellos que no tuvieron el valor de mirar a los ojos tu fusil. A pesar, de que te buscaron por cuatro décadas, y te siguieron con sigilo (y temor); jamás pudieron, ni podrán, con la luminosidad de tu pensamiento bolivariano, ni con la fuerza vital de tu ejemplo armado de historia y porvenir.

El Comandante Manuel, aquel que pasó tres cuartas partes de su vida en la dignidad del fusil y de las selvas; “el Viejo que nos habló de reforma agraria, de paz con justicia social, y que nos enseñó que el camino de la insurgencia digna jamás debe ser cerrado; ese campesino sencillo que inspiró tal resistencia, no podrá morir jamás.

Comandante Manuel, a ti que te mataron tantas veces por la prensa amarilla; a ti que te han castigado con todas las mentiras de la historia; contigo que no pudieron ni la oligarquía, ni el imperialismo, tu no has muerto na’. Tu corazón es muy grande para pararse, aunque sea por una tregua.

El guerrillero más viejo del mundo no murió. Hombres como el no tienen el privilegio de morir para el descanso. Ahora seguirá luchando, desde otras formas y desde otros lugares.

Diles la verdad Manuel. Diles que nos acompañarás ahora a la diestra de Simón, y junto al Che, a Marighela y a Caamaño.

¡Desde Marquetalia hasta la Victoria!