Exposición de Narciso Isa Conde en el panel convocado por el grupo juvenil “La Multitud” en ocasión del 41 aniversario de la caída del Che en Bolivia.- Biblioteca Pedro Mir, Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), 8 de octubre 2008


La trascendencia del Che y la crisis actual


En la trayectoria y la obra revolucionaria del Che se sintetizan la actitud frente a la ciencia y al mito que tanto necesitamos en el proceso de recuperación de la izquierda y de la confianza de los pueblos en su accionar transformador.


El símbolo Che crece con los años después de su caída en Bolivia, se reafirma como fuente de inspiración luego de todos los derrumbes, de todos los reveses sufridos el los últimos años del pasado siglo, trasciende la época que le tocó vivir y demuestra el apego a valores fundamentales capaces de desmentir aquello del fin de la historia cuando más se requiere combatir y superar un orden capitalista cada vez más injusto, brutal y riesgoso para la vida en el planeta.


¿Cuáles atributos han hecho posible este “milagro” político ¿


Rebeldía, insumisión. Apertura de mente. Aferramiento a la verdad.


Correspondencia entre su prédica y su práctica. Indiferencia ante los bienes materiales y el prestigio personal y la fatuidad.


Aversión al poder para sí. Militante de todas las causas justas. Crítico implacable y mordaz de sí mismo.


Reflexivo y crítico temprano de los problemas que aquejaban al llamado socialismo real.


Innovador y creativo en la búsqueda de un tránsito al socialismo de profundo contenido humano.


Internacionalista a toda prueba. Adversario del burocratismo y del dogmatismo. Preocupado por la necesidad de forjar seres humanos nuevos.


Enemigo de la autoafirmación y partidario del ensayo que confirmara el acierto o el error. Enemigo de los privilegios y del uso abusivo del poder.


Solidario, humano, desprendido de todo egoísmo en la relación con sus compañeros/as de lucha y sus familiares y amigos. Portador de una moral y una honestidad inconmovibles.


Apasionado en la búsqueda científica y en el estudio superador. Enemigo de la copia y esforzado en la creación teórica ajustada a la realidad de América Latina y del Tercer Mundo.


Defensor intransigente de un orden mundial justo y equitativo. Practicante de un profundo amor por la humanidad y sus causas emancipadoras.


Combatiente guerrillero excepcional, capaz de reconocer la validez de todas las formas y vías de lucha.


Estas cualidades, entre otras, caracterizaron la vida y la trayectoria del Che.


Ellas pudieron no abarcar todas las necesarias en la época en que le tocó luchar y pueden ser incluso, en algunos aspectos, no suficientes en este nuevo período. Reconocerlo de seguro resultaría del agrado de Ernesto dentro de su nueva condición de participante en la Ceremonia de las Almas* inscrita en la tradición y sabiduría del pueblo haitiano y del pueblo aymara.


Pero no hay dudas de que esos y otros atributos explican el porqué de la trascendencia de su ejemplo, el porqué de su poder convocador y estimulante, el porqué de su extraordinaria y singular incidencia en la recuperación de la subjetividad antiimperialista, anticapitalista y socialista, tan mellada por los golpes recibidos en la última década del siglo XX.


Por eso no es peregrino afirmar que asumiendo lo esencial de su conducta y su obra, retomando su rebeldía, su espíritu innovador, su valor, su apertura de mente, su amor por la humanidad, su modestia y desprendimiento personal, su postura antidogmática... es posible contribuir a revolucionar las izquierdas, restaurar la confianza y credibilidad en su accionar y darle nuevos vuelos a su quehacer revolucionario en un contexto en que todos los males que motivaron las luchas del Che y todas las exigencias que ellas demandan están agigantados, multiplicados y acompañados de nuevos riesgos y nuevos problemas.


Presente por su ejemplo y heroísmo en la espiritualidad de todos los pueblos del mundo, la obra del Comandante Guevara constituye un pilar imprescindible para recrear la izquierda que necesitamos y darle carne de pueblo a la utopía.


El Che es síntesis de ciencia y mito en una dimensión imposible de manipular por los anti-valores que norman el mundo actual y que deformaron los pasados intentos por transformarlo. Pero siempre posible de enriquecer por los continuadores/as de su obra.


El Che se destaca entre los muertos que no mueren. Es de los que deben acompañarnos... ¡Hasta la Victoria, siempre!... para que el socialismo tenga futuro.


Al Che le ha tocado trascender su vida biológica como pocos lo han hecho en el siglo XX y camino al XXI. Es el caso también de Carlos Marx, ahora más redivivo que nunca, hasta en las aceras de Wall Street


Desde su figura y su accionar se expresaba el mito de la época que le tocó vivir, pero también, más allá de su muerte física, se está proyectando en forma embrionaria el mito que imperiosamente necesita esta nueva época post-derrumbe del socialismo irreal y este período singular de metamorfosis y crisis del capitalismo, con tendencia al desplome
Algo poco común.


Pero algo que explica su conversión en figura emblemática de varias generaciones en todos los continentes.


Este fenómeno, certeramente apreciado, nos indicó hace algunos años que no era fatal la desesperanza.


El Che representó la insumisión, y la invocación a su figura desde sectores y personas de todas las creencias y generaciones indicaba que el germen de la rebeldía no había muerto y que el mito revolucionario podía y debería reencarnar en otro mito.


El Che está allá y acá.


Fidel, su líder y amigo del alma, siguió-y sigue- acá.


Firme y digno, simbolizando la resistencia que debía preceder a toda nueva ofensiva.
Ernesto Guevara respondió así a la pregunta que se hizo sobre las circunstancias excepcionales que rodean la personalidad de Fidel Castro:


Hay varias características en su vida y en su carácter, que lo hacen sobresalir ampliamente sobre todos sus compañeros y seguidores. Fidel es un hombre de tan gran personalidad que en cualquier movimiento en que participe debe llevar la conducción y así lo ha hecho en el curso de su carrera, desde la vida estudiantil hasta el premierato de nuestra patria y de los pueblos oprimidos de América. Tiene las características de gran conductor que, sumadas a su extraordinario afán de auscultar siempre la voluntad del pueblo, le han llevado a un lugar de honor y de sacrificio que hoy ocupa. Pero tiene otras cualidades importantes, como son su capacidad para similar los conocimientos y las experiencias, para comprender todo el conjunto de una situación dada, sin perder de vista los detalles, su fe inmensa en el futuro y su amplitud de visión para prevenir los acontecimientos y anticiparse a los hechos, viendo siempre más lejos y mejor que sus compañeros... (La Experiencia de la Revolución Cubana. Ernesto Guevara, 1961).
Una valoración de ese calibre salida de la mente y el corazón del Che no es cualquier cosa. Ella ha permitido comprender el porqué de la larga vigencia y la proyección creciente del liderazgo de Fidel a escala mundial y el porqué de la admiración que siguió despertando - a pesar del peso negativo del predominio del modelo estatista-burocrático en la Cuba actual- no sólo en las multitudes cubanas, sino en todo el planeta.


Fidel también encarnó la rebeldía en una época de victorias y siguió encarnando la resistencia heroica y, además, la irreverencia frente al nuevo orden neoliberal cada vez más globalizado, que ahora tiende a hundirse sin remedio y, sobre todo, Fidel personifica el principal ejemplo de la hermosa señal de que se pudo y se puede sobrevivir en medio de las más abrumantes dificultades. Aporte en sí mismo inconmensurable


Muchos lo consideran -y no sin razón- el hombre del siglo XX: expresión viviente de la rebeldía frente a las más grandes injusticias.


En tierra dominicana, en su primera visita después de 40 años de revolución en Cuba (septiembre de 1998), frente a una exclamación que lo exaltaba como el hombre del siglo XX, Fidel respondió precisando que le hubiera gustado nacer en el siglo XXI.


Su alusión a las condiciones difíciles que para los revolucionarios depararon los últimos años del siglo XX y a lo que podría resultar de la crisis global en desarrollo y la recomposición posible más adelante –todavía muy incipiente en ese instante- de los proyectos y las fuerzas alternativas, fue más que obvia.


Conocedor de la historia y consciente de que la Ceremonia de las Almas se ha auto-convocado de manera permanente en medio de tantas dificultades, Fidel tiene seguridad en el producto de ese gran diálogo y en la trascendente búsqueda que desde esa ceremonia puede desarrollarse. Ahora con el caldo de cultivo de la más profunda crisis en la historia del capitalismo.


“El desplome -nos dice Ignacio Ramonet- de Wall Street es comparable, en la esfera financiera, a lo que representó, en el ámbito geopolítico, la caída del muro de Berlín. Un cambio de mundo y un giro copernicano. Lo afirma Paul Samuelson, premio Nobel de Economía: "Esta debacle es para el capitalismo lo que la caída de la URSS fue para el comunismo…”


“La "edad de oro" de Wall Street se ha acabado. Y también una etapa de exuberancia y despilfarro representada por una aristocracia de banqueros de inversión, "amos del universo" denunciados por Tom Wolfe en La Hoguera de las vanidades (1987). Poseídos por una lógica de rentabilidad a corto plazo. Por la búsqueda de beneficios exorbitantes. Dispuestos a todo para sacar ganancias: ventas a corto abusivas, manipulaciones, invención de instrumentos opacos, titulización de activos, contratos de cobertura de riesgos, hedge funds... La fiebre del provecho fácil se contagió a todo el planeta. Los mercados se sobrecalentaron, alimentados por un exceso de financiación que facilitó el alza de los precios.”


“La globalización condujo la economía mundial a tomar la forma de una economía de papel, virtual, inmaterial. La esfera financiera llegó a representar más de 250 billones de euros, o sea seis veces el montante de la riqueza real mundial. Y de golpe, esa gigantesca "burbuja" ha reventado.”


Son días difíciles y promisorios a la vez que convocan de nuevo a la Ceremonia de las Almas y a un diálogo muy especial con el Che.


La música y el canto, el baile y la necesidad de intercambiar han convocado, entre otros y otras, a Espartaco, a Lemba, al viejo Marx, a Vladímir Ilich, a Rosa Luxemburgo, a Ho Chi Ming, a Túpac Amaru, a Bolívar, a Martí, a Gramsci, a Mariátegui, a Lumumba, a las hermanas Mirabal, a Marulanda, a Camilo Torres, al Che Guevara, a Francis Caamaño, a Farabundo Martí, a Sandino, a Allende, a San Martín... para junto a los más destacados luchadores y luchadoras vivas, iluminar conciencia, tensar voluntades y dar entrada a la luz al final del túnel.


Ese encuentro, como también ese diálogo especial con San Ernesto de la Higuera, está en pleno despliegue.


Esa luz que comienza a brotar en Venezuela, Ecuador; Bolivia.., que habrá de remozarse en Cuba si los cambios en cierne se realizan en función de más y mejor socialismo, es una fuerte señal de esperanza bien fundada; y si allí, como también en muchos otros países de nuestra América, el despliegue de esta crisis medular del capitalismo se acompaña de la voluntad guevarista de construir nuevas y originales vanguardias transformadoras, esa llama y esa esperanza habrán de potenciarse mutuamente para abrirle caminos a las nuevas democracias y a los nuevos socialismos en el horizonte del planeta.


Las situaciones graves tienen la virtud de provocar la creación heroica, relacionar los adelantos de la ciencia y la técnica con la voluntad liberadora y generar los nuevos “mitos revolucionarios”** de los que nos habló el gran Amauta José Carlos Mariátegui.


Y hay señales muy claras de que la búsqueda orquestada con el esfuerzo combinado de las almas de los grandes muertos, especialmente el alma pura de Ernesto, y las almas en vida, está en fase promisoria.


Es realmente cierto aquello de que cuando va a amanecer la noche se pone más oscura... para luego dar paso a la luz que posibilita el avance de la historia.


Más allá de lo acontecido -y quizás precisamente por lo acontecido en el siglo XX que se fue -el nuevo siglo ya promete una nueva vía socialista y una globalización totalmente diferente: humana, fraterna y justa.


Ese es el gran desafío que engloba todos los demás. Es el sueño posible si nos consagramos, desde la ética y la voluntad revolucionaria del Che, al combate por alcanzar lo aparentemente imposible de alcanzar; siempre pensando que ese hermoso sueño no cae del cielo: que hay que forjarlo sobre la ruina de un capitalismo que es preciso derrumbar y desde una creación capaz de superarlo en todos los órdenes y vertientes de la vida en sociedad. Amén.




Narciso Isa Conde
8 de octubre 2008, Santo Domingo, RD.



*Encuentro al compás de cantos y tambores de los grandes muertos con los/as vivos decididos a luchar para enfrentar tiempos difíciles y convertirlos en situaciones promisorias.
**El mito, la mística, la pasión, el impulso más allá de la razón, el sentimiento capaz de mover multitudes.