Mi aporte al debate
Por Franiel Genao
Por Hecmilio Galván
He visto con buenos ojos y he seguido de cerca toda la
controversia que ha generado mi nuevo trabajo. Miles de personas han
opinado sobre el mismo, por lo que no quise quedarme excluido de hacer
un aporte a la discusión, sin ánimo de cambiar los criterios de ninguno
de los actores que ha intervenido, ni únicamente exponer razones
explicativas o justificativas, sino también reflexiones que permitan
enriquecer el debate entre todos/as y avanzar
Todo el que me conoce, sabe muy bien que intento poner en
práctica todos los días y donde quiera las palabras de José Martí de
que “los hombres andan en dos bandos: los que aman y construyen y los
que odian y destruyen".
Por lo cual valoro mucho las acciones concretas. El deseo
de actuar y practicar mis ideas me ha causado que no pueda haberme
formado mejor profesionalmente (no he hecho maestrías, mientras casi
todos mis colegas sí) y tampoco ideológicamente. La lucha en las calles,
así como las acciones de organización, me ha quitado mucho tiempo, y
también muchos ingresos. En lo laboral, siempre prefiero sacrificar
ingresos por tiempo y libertad de pensamiento.
"Comparto los objetivos de los programas adscritos a Quisqueya Sin Miseria, entre los cuales se destaca la Alfabetización, la cual ha sido siempre la primera obra de todas las revoluciones desde la China, hasta la Cubana, Nicaragüense y Boliviana, y si aquí lo han de ejecutar, no debía quedarme al margen"
Otra de consecuencias de mi determinación por actuar
es el haber cometido muchos errores, sépase que el que poco actúa, poco
yerra.
Es por esa razón que estoy plenamente satisfecho por la
controversia que se ha generado por mi reingreso a la función pública
recientemente.
Siento que solamente el riquísimo debate que se ha
suscitado, en especial en las redes sociales, sobre los temas de
Patrimonialidad del Estado, Derecho al Trabajo, Independencia de
Criterios, Libertad de Pensamiento y Ética Revolucionaria, es en sí
mismo un aporte al empoderamiento social del país. Para mí, ésta también
es una batalla de ideas.
Accedí a reingresar al Estado (en el que trabajé de 2008 a
2011 y fui cancelado por razones políticas, porque me opuse a la mafia
importadora de entonces contra los productores agropecuario y al
maquillaje de las estadísticas que manejé), porque considero elemental
la necesidad de demostrar que lo laboral y lo político no pueden estar
atados. Que el derecho a trabajar no puede estar sujeto a
condicionamientos o renegaciones ideológicas.
Mi trabajo en lo público no será otra cosa que la
continuidad de lo que ya tengo más de 8 años haciendo en lo privado:
trabajar con las organizaciones y asociaciones de productores y
microempresarios.
Éticamente no me podía negar a cumplir con las funciones que siempre he demandado del Estado.
Si siempre he pedido apoyo para las cooperativas,
asociaciones de productores y promoción del Desarrollo Local ¿Con cuál
excusa podía negarme a cumplir con las funciones que me proponen en un
marco de respeto a mis ideas políticas y absoluta transparencia?
El compromiso con mis ideas me hacen asumir todos los
riesgos necesarios para llevarlas a cabo, siempre ha sido así, y espero
que así siga siendo.
También accedí porque es un derecho y, además, porque es
una excelente oportunidad para perfeccionar mi experiencia de Estado,
elemento fundamental para todos los que nos hemos interesado en la
acción política y social. Además, para acumular y consolidar el servicio
que he prestado a las comunidades y organizaciones para las que he
trabajado.
Los revolucionarios aspiramos a conducir el Estado
dominicano, como hoy sucede en Bolivia, Nicaragua o Venezuela y debemos
prepararnos.
Como técnico me he estado preparando trabajando todos
estos años de la mano del Sector Privado para cuando me toque lo Público
(como ahora) poder ejercer dignamente una función.
Los "pseudorevolucionarios" que me han atacado (a quienes
respeto en lo personal), bajo las premisas sobre las cuales lo hacen,
jamás aceptarían entonces que los trabajadores que laboran en empresas
pudieran organizarse al margen de sus trabajos para luchar por su
redención. Se les negaría su condición
Bajo esas pobres y falsas premisas los maestros, los
médicos, los militares, los profesionales que sirven al Estado, jamás
podrán ser fuerza de cambio. Esa inmadurez política y esa debilidad
ideológica nos tiene postrados en el triunfo aplastante de las ideas
conservadoras en el país, que las nuevas generaciones tenemos que
superar. ¡Y estamos en eso!
Nada más falaz e insignificante. Todo lo contrario, es a
los que trabajan de forma asalariada, que se conectan directamente con
la producción y por tanto con las fuerzas motrices de la historia, a
quienes tenemos que motivar con la poderosa idea de la diferencia entre
lo laboral y lo político.
El Estado, por su parte, en este estadio de su
desarrollo, tiene también que ser ocupado progresivamente por lo mejor,
esa es una tarea dialéctica del presente.
Sin embargo, valoro muchísimo las criticas y todos
comentarios vertidos, porque en esencia, y al margen de su contenido,
reflejan en parte el apoderamiento y despertar de una sociedad que
cuestiona y acciona. Por eso hemos luchado mucho y lo celebramos y
promovemos.
Acepto con plena humildad todas las críticas y ataques,
las respeto defendiéndolas como uno de los derechos que ejerzo y
defiendo, aunque sé que muchos están acostumbrados a líderes que no
soportan críticas y que reaccionan ante ellas con intrigas y
desconcierto.
Sí, sé que algunos de mis más conspicuos e intensos
críticos, son seguidores y empleados, de líderes como esos, por eso
actúan de esa manera.
Hay otros, por su parte, que son, han sido o tienen
hijos, hijas, hermanas, hermanos que son servidores públicos, pero no
pueden concederles ese derecho a otros.
Aunque no cuestiono eso, muchos de estos acérrimos
críticos trabajan en empresas multinacionales, ONG con financiamiento,
con políticos o trabajan para intereses mucho peores que los que puede
representar el Estado en este momento.
Otros tantos son provocadores a sueldo, mimetizados en
los grupos sociales o las redes, cuya función siempre será sembrar
intrigas, diatribas y provocaciones para fortalecer la división y la
confusión y por tanto detener cualquier intento de avance de las fuerzas
sociales. (Después ampliaremos)
Pero la inmensa mayoría ha intervenido de buena fe,
queriendo lo mejor, y también porque ha sido sometida a demasiado
desconfianza y traiciones, y han visto la historia de un Estado al que
estamos obligados todos a cambiar.
Una parte grande ha opinado sobre informaciones falsas o
desinformación, y ha sido sorprendida en su buena fe. Pero la mentira
termina por diluirse.
Lo cierto es que he sido bendecido por un gran debate.
Los que a mi favor han intervenido, debo reconocer y agradecer por su
gran nobleza que les lleva a arriesgarse por los demás. Yo también me he
arriesgado y me he de seguir arriesgando.
Pero a todos/as les agradezco mucho que se hayan ocupado
en mi caso, confesándome sorprendido de tener tanta gente que está
pendiente a mí.
Acepté ese puesto, además de esas razones, en primer
lugar porque ha sido durante más de 8 años mi área de especialización
profesional como profesional de la economía (INTEC, SUMMA CUM LAUDE
2006) y porque estoy convencido de la importancia de lo que pueda hacer
para el desarrollo local desde la perspectiva Economía Solidaria, de la
cual hablaré en un artículo sobre este tema.
También porque comparto los objetivos de los programas
adscritos a Quisqueya Sin Miseria, entre los cuales se destaca la
Alfabetización, la cual ha sido siempre la primera obra de todas las
revoluciones desde la China, hasta la Cubana, Nicaragüense y Boliviana, y
si aquí lo han de ejecutar, no debía quedarme al margen.
Además, porque conozco de la pulcritud y del pensamiento
avanzado del Director de esa entidad, Pedro Luis Castellanos y del
equipo técnico que lo acompaña, quien ha hecho una carrera respetable en
el país
Ninguna razón política, ideológica o moral me impide
reingresar y trabajar honestamente, bajo condiciones de independencia y
pluralidad a las ideas.
Seguiré además ejerciendo mis funciones como Director
Ejecutivo de la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios
(CONFENAGRO) la institución más grande del sector agropecuario, y daré
asesoría a las instituciones privadas que apoyo, así como me mantendré
involucrado en los movimientos sociales a los que he
dedicado mi juventud.
Espero trabajar como Servidor Público y cumplir
con mi función hasta que me toque continuar con el ejercicio privado
exclusivamente, todas son trincheras para la lucha por un país mejor.
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