Preferimos morirnos de dolor.

Comunicado Público de La Multitud sobre la extradición del Director de ANNCOL


Ante la situación de injusticia e ilegalidad que representa para el derecho internacional, los principios del internacionalismo y la libertad de prensa, la entrega al gobierno Colombiano del periodista, refugiado político y director de ANNCOL, Joaquín Pérez Becerras, por parte del gobierno de Venezuela; La Multitud, expresar su indignación, porque acciones de este tipo, no contribuyen a sumarle al interés integracionista y al carácter socialista del proyecto Bolivariano, impulsado por el presidente de Venezuela Hugo Chávez.


Desde La Multitud entendemos que acciones de este tipo están lejos de sumarle apoyo y solidaridad al proceso bolivariano que tanto lo necesita, si no que contribuyen a crear ronchas y desconfianzas innecesarias.


Becerra, es una voz que se ha mantenido en los últimos años divulgando las labores de las organizaciones colombianas y en denuncia permanente de las políticas represivas y criminales ejercidas desde el Estado colombiano contra la oposición al modelos narco-paramilitar, que han mantenido los últimos gobiernos en Colombia, del cual Santos, lamentablemente, es una continuación.


Repudiamos la acción de entrega de Pérez y nos unimos desde Santo Domingo al rechazo general que se viene levantando en todos los movimientos sociales, adhiriéndonos a la campaña internacional de todas las organizaciones políticas y sociales que exigen que Pérez sea repatriado a Suecia, país que le dio condición de asilado y donde reside como ciudadano legal, luchamos también por el fin del terrorismo de Estado en Colombia, cuyas víctimas entre asesinados y desaparecidos suman varias decenas de miles.


Ratificamos nuestra solidaridad irrenunciable y militante con el pueblo Venezolano y su proceso de democratización, que es un pueblo en lucha, y sus organizaciones, y pedimos de su dirigencia, una rectificación necesaria.


Mario Benedetti, en su poema HOMBRE PRESO QUE MIRA A SU HIJO, que cuenta la historia de un perseguido político que prefirió callar bajo dolor y hacerse el loco para no delatar y entregar a sus compañeros, nos recuerda que es mejor “llorar que traicionar, porque es mejor llorar que traicionarse”. Y finalmente, “que una cosa es morirse de dolor y otra cosa es morirse de vergüenza.”