La Razón / Iván Paredes / Tiquipaya

03:26 / 04 de junio de 2012

“O la Organización de Estados Americanos (OEA) muere al servicio del imperio o renace para servir a los pueblos de América”, advirtió durante su discurso en el acto de inauguración de la 42 Asamblea General de ese organismo. Lo hizo en medio de aplausos y expresiones de sorpresa de los delegados asistentes a la cita en Tiquipaya, Cochabamba.

Dijo que este organismo está “sometido” a los intereses de EEUU y para iniciar la refundación propuso eliminar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), la Junta Interamericana de Defensa, el Colegio Interamericano de Defensa y el Instituto Hemisférico de Cooperación en Seguridad (antes Escuela de las Américas, según dijo).

“Es nuestra obligación (ver) cómo cambiar a la OEA”, insistió el Jefe del Estado, para luego plantear como parte de este cambio la eliminación de las bases militares estadounidenses en la región.

“Con las disculpas necesarias, si de verdad Latinoamérica y el Caribe merecemos respeto, tiene que acabarse con todas las bases militares de Estados Unidos en América”, señaló, frente a un escenario lleno de representantes de movimientos sociales y delegados de los países miembros de la organización, entre ellos la secretaria adjunta para Asuntos Hemisféricos de EEUU, Roberta Jacobson.

Su discurso duró 36 minutos y en él también sugirió cambios en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), porque, según su percepción, vela por los intereses de Estados Unidos. “Para la refundación de la OEA es importante la universalización de la Comisión Interamericana, para supervisar la vigencia de los derechos humanos no sólo en América Latina, sino también en Estados Unidos, y si no quieren cuidar los derechos humanos en Estados Unidos, mejor que desaparezca la CIDH”, desafió.

En esa misma línea, planteó la creación de nuevos instrumentos en la OEA. “Es importante constituir otros organismos para defender los derechos de la Madre Tierra, para defender los derechos de los pueblos indígenas, como implementar políticas de complementariedad en el comercio, una serie de propuestas para la refundación”, sugirió Morales.

Su discurso fue interrumpido en varias oportunidades por aplausos que se originaron en los lugares asignados a los representantes de los movimientos sociales. “¡El pueblo, unido, jamás será vencido...!”, fue el coro que retumbó en el coliseo de la Universidad del Valle, en Tiquipaya, cuando Morales planteó la refundación.

De igual forma, cuando anunció que “el pueblo boliviano jamás renunció ni jamás renunciará al retorno al mar con soberanía”, recibió como respuesta el grito de “¡mar para Bolivia, mar para Bolivia...!”. Ya en la noche, el canciller chileno, Alfredo Moreno, evitó comentar sobre el discurso.

Lo mismo ocurrió con Jacobson cuando los periodistas, antes de que ingrese a la cena ofrecida a los delegados asistentes a la 42 Asamblea, le preguntaron acerca de las declaraciones de Morales. Tal como había anticipado la delegación boliviana, Morales también planteó en su discurso la necesidad de garantizar la seguridad alimentaria con soberanía en la región y dijo que en otras épocas la cooperación con alimentos era “sinónimo de dominación”.

Sostuvo que, en busca de ese objetivo, su gobierno garantiza tierra para los pequeños productores, otorga créditos con 0% de interés para incentivar la producción de alimentos y subvenciona la compra de alimentos básicos y programas de riego. “Si estas propuestas son un resultado en Bolivia, es importante debatir estas políticas en la OEA”, afirmó.

También hizo un repaso a las transformaciones que alentó su gobierno; destacó la nacionalización de recursos naturales y pidió replicar su política en otros países. “Con respeto a los cancilleres, esta experiencia nos obliga a sugerir a los países de América a recuperar sus recursos naturales para el bien de los pueblos”, expresó.