La deportación de Lulú

Por Hecmilio Galván
15 de mayo de 2009
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Después de bombardear a 95 niños, más sus padres, en una desolada aldea de Afganistán, muchos de los cuales eran buscados por terrorismo, posesión de armas de destrucción masiva, intentos de construir armas nucleares y por querer lanzarles zapatos, Barack Obama y el Departamento de Estado de los Estados Unidos, decidieron deportar a Lulú.

Todavía estaba el avión en la pista cuando se apersonaron a sus puertas tres perros sin sus amos, con sus radios, sus lentes, sus chalecos y sus mentiras. ¿Es usted Lourdes Contreras?, le preguntaron…

-Pues acompáñenos.

Una mujer sola, en un país extraño, estaba detenida sin infligir ninguna ley.
Fue conducida a una salita, después a otro edificio, después a otro, le hicieron cuatro o cinco preguntas disparatozas, y la dejaron dormir sentada en una silla, sin comer, sin cambiarse. Estaba esposada como una peligrosa criminal.

Cuando preguntó por qué, le dijeron con una voz agringada y soberbia: - usted preguntarle al Departamento de Estado.-

Iba sin armas, ni drogas, sin antecedentes. Quizás llevaba una laptop, un libro de poesía, una presentación de power point, y mucha dignidad y la frente en alto.

Ni siquiera iba para Estados Unidos, iba de tránsito a un seminario de género en Jamaica, en representación del Instituto Tecnológico de Santo Domingo.

Pero no, es el mismo Estado Unidos, arrogante, soberbio, impune, brutal, que se ensaña con mujeres y niños en todo el mundo.

Que se queden con su foking visa, y con su arrogancia. Ellos mismo se clavan el cuchillo del desprecio y la repugnancia.

Lo único que espero, es que la Cancillería dominicana sirva para algo, aunque sea una vez, y redacte una nota de repudio a la acción arbitraria del Gobierno de los EEUU, contra una ciudadana dominicana. Pero quizás esté pidiendo que los reptiles dejen de arrastrarse, y eso es como demasiado.

Lulú, estamos contigo..

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