Lo que la Barrick no sabe


Escrito por: Hecmilio Galván (triunfaremos@gmail.com)


La Barrick Gold es una empresa mundialmente odiada. Dondequiera que asienta su garra, deja una estela de desencantos y malquerencias por su comportamiento irresponsable y su criminal modus operandi.


Ese es el caso de su proyecto minero en Argentina-Chile, conocido como Pascua Lama, que es quizás el yacimiento más famoso y controversial de Latinoamérica, expresamente por la forma en que la Barrick Gold ha actuado desoyendo las advertencias y las voluntades de los pueblos de ambos países, causando graves daños sobre los glaciales y las aguas.´


El mismo rechazo lo obtiene en su mina Porgera en Papúa Nueva Guinea.


En Guatemala los indígenas han iniciado una lucha campal contra la empresa a la que acusan de intentar destruir su patrimonio ancestral


En Australia le han comprobado a la Barrick el haber usado cianuro lixivizado no tratado en su proyecto del Lago Cowal, además del escape de más de siete toneladas de mercurio entre los años 2004 y 2005 en su mina Super Pit.


Pero, La Barrick Gold, escudada en sus poderosas relaciones y sus dólares, que se ufana de ser la multinacional del oro más poderosa del mundo y que se vende como una empresa invencible, cree que podrá destruir el medio ambiente en República Dominicana, afortunadamente hay cosas que no sabe.


Porque lo que no sabe la Barrick Gold, y si lo sabe conviene recordárselo, es que la República Dominicana, diminuta y estrecha, dispersa e inerme, se agiganta cuando despierta y se une. Lo que quizás no sabe la Barrick Gold es que este pedacito de país tiene en sus manos las llagas del recuerdo y las señas de sus victorias frente a piratas del ayer y de hoy.


No sé si la Barrick Gold conoce la historia de Aniana Vargas en Bonao, y la lucha victoriosa de los campesinos y del pueblo contra la mina de oro que querían instalar en Boca de Blanco.


Quizás la Barrick con sus dólares, sus ministros comprados, sus alabarderos y sus militares, se olvidó de las grandes manifestaciones contra la Falconbridge que lograron tumbarle el pulso al Gobierno y a la mina, arrancándole el 5% y obligándoles a tomar medidas ambientales y sociales.

Quizás, los señores de la Barrick y del oprobio no saben, que cuando este paisito se une, no hay forma de robarles sus sueños, y si algo definitivamente nos ha unido, es la defensa de nuestro patrimonio natural.

Que alguien les recuerde a los hunos de la Barrick y a los entreguistas del patio, las luchas encarnizadas contra el rockash, que hizo mover la justicia y meter preso unos cuantos de los delincuentes del Gobierno pasado (faltó el Ministro).


Y que aunque Hipólito y su banda de malhechores pudieron aprobar la Ley Sectorial De Áreas Protegidas, para mutilar e intentar cogerse nuestros parques nacionales, no pudieron ni podrán hacer nada con ella. Bahía de las águilas, el Parque Nacional del Este, nunca tendrán hoteles que destruyan sus costas y ecosistemas.


Los diputados y senadores que vendieron el país a la Barrick Gold, que se recuerden de la Isla Artificial de Selman y del movimiento que se generó en República Dominicana para detenerla.
Recuérdenle también la reacción de la ciudadanía contra Roberto Devastación Salcedo, y su plan para hacer de la ciudad de Santo Domingo un palmar de corrupción.


Pero, por si fuera poco, recuérdenle a la Barrick, a Gustavo Cisneros, a George Bush y a Leonel Fernández, asociados en este ecocidio, que la República Dominicana de sur a Norte, de Este a Oeste, de la Sierra hasta el Mar, se unificó como una sola voz y pudo detener la Cementera de los Haitises.


La Barrick Gold, acostumbrada a someter a los pueblos con sus odios, no sabe en el hormiguero que ha caído.