Tomar la Política en serio
Si alguna lección concreta y clara podemos extraer del reciente" triunfo" del PLD en las pasadas elecciones, es que este Partido, y el grupo de Poder que representa, parecen haber concebido un plan estructurado de largo alcance para mantenerse a todas formas.
Ante la dispersión y deterioro moral y organizativo del resto del tejido social del país, la tarea para desplazarlos del poder, a ellos como el sector más preparado y enriquecido de la derecha dominicana, será un compromiso que requerirá fuerza de voluntad, disciplina y sacrificio, pero sobretodo seriedad.
El trabajo no ha sido improvisado, ni superficial, ni sus metas tampoco. Todo indica que el gobierno de Leonel Fernández está sentando las bases económicas, sociales y políticas para quedarse.
Ellos avanzan en su agenda, mientras sus detractores criticamos las ramas y hacemos llamados al vacío.
Ellos construyen y aceitan una maquinaria para el poder y el fraude, nosotros nos conformamos con desahogarnos en los periódicos y en la radio, una alharaca que se vuelve tan cotidiana como predecible, totalmente funcional e inofensiva.
Tienen su “líder”, su Constitución, su partido homogéneo y disciplinado, la Suprema Corte De Justicia, un grupo económico en ascenso, una batería de periodistas enfocada, la Cámara De Cuentas, el Congreso del “progreso”, todos o casi todos los sindicatos, asociaciones o “fuerzas vivas” y lo más importante, una extraña hegemonía y control sobre el principal partido de la oposición al cual parece manejar los hilos.
Claro que la guerra estratégica no es contra el PLD como fuerza hegemónica de la derecha dominicana, sino contra los sectores retardatarios a los que este instrumento fortalecido sirve; pero, la lucha por el poder político, comienza por vencer los instrumentos que usa el enemigo para controlarlo.
Vencer al PRD, y sobre todo al PLD y a los sectores que les sustentan, requerirá paciencia, disciplina, dedicación, pero sobre todo voluntad. Y esta última sólo se demuestra tomando las cosas en serio.
En mi lenguaje, tomar la política en serio, implicará comenzar a construir un proyecto y un proceso de largo alcance. Es, en realidad, una siembra. Pero sembrar significa planificar, trabajar, dar seguimiento y proteger. No se trata de tirar las semillas y esperar, se trata de cuidar con esmero el predio, para que nuestro conuco dé los frutos que esperamos.
Implica pensar en el largo plazo. En primer lugar, construir el instrumento, el tejido social y las herramientas políticas para trabajar. Esto puede darse desde diferentes vías y formas estructurales, pero, deberá desembocar institucionalmente en un proceso convergente de características democráticas. Que se expresen las tendencias y las formas, bajo la disciplina democrática.
En segundo lugar, debe consensuarse un discurso en base a un conjunto de propuestas diversas que compartan y expresen la visión de país que queremos. Este esfuerzo, cuyo primer trecho (la formulación) está avanzado, pero debe reforzarse con un proceso de acercamiento, reflexión y discusión colectivos, para que los sectores convergentes no sólo compartan visiones, sino sobre todo, se sintonicen en una misma frecuencia.
El trabajo para confundirnos, para dividirnos, para desorientarnos, para enfrentarnos, ha tenido la precisión de un bisturí y la agudeza de una artesanía. Ha sido un trabajo impecable en el cual se han esmerado desde 1965. Ha sido quizás tan grave como el proceso corruptor, que ha convertido al PLD, al PRD y a otras organizaciones en verdaderas mafias políticas
En el plano electoral, por ejemplo, tomar la política en serio implica un trabajo constante, con metas temporales, pero sin límites extemporáneos. No podemos sacar un candidato o un partido nuevo y diferente en cada elección. Hay que acumular y construir candidaturas y procesos.
Habrá que hacer un trabajo concentrado y disperso a la vez. Concentrar recursos en los lugares con mayores posibilidades sin descuidar la visión geopolítica del país. Avanzar en lo local para construir ejemplos concretos para irradiar lo nacional.
Tomar la política en serio es abandonar para siempre la improvisación y el vanguardismo. Se hará lo que se decida en colectivo y se contribuirá en la medida de las posibilidades a desarrollar los proyectos colectivos e individuales.
Tomar la política en serio es tomar la formación política teórica en serio y crear los mecanismos para impulsarla poniéndola en el centro de un nuevo accionar político.
También, tomar en serio la organización y el crecimiento a nivel nacional como prioridad fundamental. La vieja consigna de llegar a las masas es siempre actual y real.
Dos temas que deberemos tomar en serio en la construcción de una alternativa política son la financiación de la lucha y lo comunicacional. Sin recursos y sin una correcta y exitosa política y herramientas concretas de comunicación, no hay forma de ganar la pelea.
Otro tema que deberemos tomar en serio es la construcción de posiciones políticas sobre temas sociales, por ejemplo, la posición frente a la migración haitiana, la posición respecto a los productores nacionales, la posición frente al aborto, la posición frente al TLC, etc.
Tomar la política en serio implica también, deponer las actitudes que enfatizan en las cosas que nos dividen. En este proceso participarán expresiones diversas, y la seriedad implicará madures suficiente para entenderlo y tolerarlas.
Tomar en serio la política, implica abandonar las posiciones y discursos que nos aíslen de la población que nos sigue viendo como sujetos “raros” en el ambiente. Debemos expresarnos en el lenguaje y con los temas que nos conecten con la sociedad en sus diferentes estratos y sectores.
Por eso urge salir de la capilla, de las trincheras, de los sillones, de las aulas y de los medios (salir y quedarse digo) para llegar a las casas, a las esquinas, a los conucos, a los mercados, a los parques, a las esquinas calientes, a los colmadones, a los salones de belleza y a las iglesias, a predicar el mensaje del cambio y a construir la estructura para hacerlo posible.
La tarea es difícil, pero eso la engrandece.
Mañana es tarde.
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