“Quien pacifique a los pacificadores un buen pacificador será”,
Mario Benedetti

Escrito por: Hecmilio Galván (triunfaremos@gmail.com)

Un anuncio en la prensa me ha llamado poderosamente la atención; según los periódicos, el síndico de Santo Domingo se apresta a iniciar en pocos días un "mega plan" para rescatar el Malecón de la ciudad con un alianza estratégica interministerial y hasta con un empréstito internacional. Fruncí el seño, abrí los ojos y volví a leer.

La verdad es que numerosos expertos, urbanistas, municipalistas y empresarios hoteleros han mostrado su preocupación por el descuido de Malecón de la ciudad de Santo Domingo, pulmón y cortina de nuestro entorno. De por sí, esto constituye una verdadera aberración desde el punto de vista urbano y económico; siendo éste, el principal activo de la ciudad y centro esencial por donde corren los principales hoteles y restaurantes.

Abandonar este activo a su suerte ha sido la peor de tantas decisiones urbanas del Ayuntamiento de una ciudad, que en vez de frente al mar, vive de espaldas a él, como queriendo huir de su fiereza caribeña.

Habiendo estado entre quienes lideramos la lucha por la salvación de nuestro frente marítimo, que estuvo en la mira nada más y nada menos que de un “vendedor de sueños” de dudosa reputación de nombre Ricardo Boffil, para construir una supuesta isla artificial que contó primero con el apoyo del presidente Fernández y del tristemente célebre Eduardo Selman, que terminó en un exilio en Nueva York después de eso, he escrito algunos artículos sobre el tema de nuestra avenida costera y sobre la necesidad de aprovecharla mejor.

Es más, en el 2007 desarrollamos un movimiento ciudadano que permitió salvar el parque Omar Torrijos, que la estupidez de Roberto Salcedo quería convertir en un helipuerto y así privar a la ciudad de uno de sus escasísimos espacios públicos.

Es por eso que cuando leí la noticia sobre el plan del Ayuntamiento, me vino al recuerdo que de quien hay que rescatar el Malecón, y toda la ciudad, es de un Roberto Salcedo torpe, incapaz y elitista que no tiene, ni quiere, tener concepto de urbanismo; y que sólo se mantiene en el cargo porque el PRD ha presentado dos veces a un candidato cuya mayor recordación es por haber protagonizado un tiroteo en la Cámara de Diputados.

Si, es el mismo Roberto Salcedo, célebre por las palmas y los juegos de golf, quien mantuvo cerrada por cuatro años la principal arteria comercial de país (la avenida Duarte).

Es el mismo Esmerito Salcedo Gavilán, que ha mantenido por cuatro años cerrado el Parque Eugenio María De Hostos; que eliminó todos los pequeños comercios de la av. George Washington y que construyó en la plaza Juan Barón un conjunto simpático de cuadritos de colores, seguramente producto de un trauma infantil.

Mientras tanto, abandonó nuestra avenida costera a la obra siniestra de la oscuridad, la basura y el olvido. La otrora “discoteca más grande del mundo” se convirtió en la guarida de todos los delincuentes de poca monta, y los capitaleños se olvidaron poco a poco de ella.

Precisamente, si de alguien hay que rescatar el Malecón, es precisamente de sus propios rescatadores, que han sido desidiosos e ineptos en su preservación y aprovechamiento para la economía y la salud de una ciudad que lo necesita.

En otras oportunidades, lo prometo, esta columna discurrirá sobre mis ideas y consideraciones de cómo debemos los capitaleños aprovechar este invaluable recurso de la naturaleza, sensiblemente afectado por la escasa visón de quienes administran la ciudad.