Por Alfonso Torres Ulloa

El proceso electoral en la UASD se torna complejo y el amasijo de intereses prevaleciente lo hace aún más complejo e inmanejable.

Hay tres opciones claramente definidas:

*Mateo Aquino Febrillet, el candidato del Rector actual y que por tanto representa más de lo mismo, en lo que tiene que ver con una gestión que no tiene el más mínimo apego a las reglas institucionales y a la ética.

*Iván Grullón, quien esperaba el respaldo del Rector y que por tanto apadrinó su gestión y no tiene nada que ofrecer en cuanto a la necesidad de institucionalizar la UASD y rescatar valores y principios fundamentales de la academia. Sería más de lo mismo.

*Rafael Nino Feliz, una opción que representa lo ético, lo institucional, el trabajo y el impulso de un nuevo movimiento renovador a lo interno de la academia.

Hay quienes dicen: el proceso está polarizado entre Febrillet y Grullón, debemos preservar a Nino Feliz. Es como decir que si Nino Feliz no gana el torneo electoral se lo traga lo tierra. Y resulta que no es así.

Lo primero es que debemos preservar a la Universidad, no a Nino Feliz.

Lo segundo es que nadie tiene los votos en un bolsillo, cada maestro universitario es depositario de un caudal de dignidad y lo expresará el 15 de febrero votando por la mejor opción.

Lo tercero es que ese profesorado necesita tener la opción diferente.

Lo cuarto es que Nino Feliz está bien posicionado, por ser el mejor valorado por los universitarios.

Lo quinto es que debemos confiar en la conciencia de los profesores, en su inteligencia para asegurar la universidad del futuro.

Entonces, la idea debe quedar clara: Preservar la UASD, con Nino Feliz.